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Eran las 3:01 de la madrugada del 4 de febrero de 1976 cuando la vida les cambió a millones de guatemaltecos: un terremoto sacudió el territorio nacional con saldos trágicos.

Rodolfo Alvarado, del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) realizó el pasado lunes un resumen de la mayor tragedia reciente en el país.

El movimiento telúrico registró una magnitud de 7.5 grados y tuvo epicentro en Los Amates, Izabal. Sin embargo, el fenómeno está ligado a la falla de Motagua.

Según datos oficiales, se perdieron más de 23 mil vidas humanas, mientras que otras 76 mil resultaron heridas de gravedad.

Además de registrar más de 2 mil 500 réplicas, tuvo otras consecuencias, como deslizamientos de tierra en el altiplano central. Sucesos que cobraron más vidas humanas.

Foto: captura de pantalla presentación del Insivumeh

Con respecto a la devastación, según el conteo oficial al menos 258 mil viviendas resultaron totalmente destruidas, dejando sin hogar a 1.2 millones de personas.

De acuerdo con Alvarado, las zonas más afectadas fueron Guatemala, Mixco y Gualán, en donde el movimiento telúrico registró una intensidad de hasta 9 grados.

Señaló que la devastación se debió a la fuerza del terremoto y que por el horario tomó desprevenida a toda la población.

Con relación a la infraestructura hospitalaria, al menos el 40 % quedo destruida. Fue la primera vez que se instaló un hospital temporal en el Parque de la Industria, en zona 9.

Se registró destrucción y derrumbes en puentes, carreteras y rieles del ferrocarril.

Simulacro de terremoto

Este jueves se realizó la inauguración del II Simulacro Regional de Asistencia Humanitaria Guatemala 2022, que involucra a distintas instituciones.

A partir de las 7 de mañana de este viernes 4 de febrero se simula la respuesta institucional ante un terremoto de 7.5 grados. Para ello se utilizarán espacios cedidos por el Ejército y la municipalidad de Guatemala.

En las acciones de respuesta por el desastre participarán aproximadamente 250 brigadistas nacionales y 250 internacionales.

Esta práctica tiene como objetivo el fortalecimiento de las capacidades de los sistemas nacionales de protección civil de la región, destacó Oscar Cossío, secretario ejecutivo de la Conred.