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Las trabajadoras domésticas resultaron afectadas en varios aspectos durante el primer año de la pandemia causada por el COVID-19 en el país.

Así lo destacaron las organizaciones Alianza de Mujeres y Mujeres Indígenas por el Acceso a la Justicia en Guatemala, las cuales denunciaron:

El incremento de horas de trabajo.
La disminución del salario.
La separación de sus familias, debido a que en muchas casos fueron infectadas por el nuevo coronavirus por sus patrones o porque se debieron quedar al cuidado de sus jefes.

De esa cuenta, se indicó que las condiciones laborales para las personas que se dedican a realizar trabajos domésticos habrían retrocedido por lo menos 10 años.

Por medio de un comunicado, que fue leído, se señaló que:
«La pandemia del COVID-19 agudizó las condiciones de vulnerabilidad, habiéndose perdido miles de puestos de trabajo, miles fueron despedidas sin pago de prestaciones, otras en condiciones de hacinamiento en los centros de trabajo y sin las mínimas medidas de seguridad y asistencia».
Además, se destacó que los programas gubernamentales para evitar el contagio del SARS-CoV2 o para atender a los infestados fueron «ineficientes e insuficientes».

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Trabajadoras señalan mayor pobreza
Las referidas organizaciones, citando datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), destacaron que en 2020 se incrementó la brecha de pobreza extrema.

De acuerdo con el comunicado:
«La pobreza total es más elevada y afecta a una de cada dos personas en el año 2020, la tasa de pobreza fue del 51 por ciento comparado con 2014».
Además, la cifra de personas que pasaba hambre en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua pasó de 2.2 millones en 2018 a 8 millones en 2020, según los datos extraídos de un informe de la Cepal.

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