Todos los presidentes de Honduras desde 2006, incluido el actual, recibieron sobornos del cartel Los Cachiros a cambio de protección y de contratos gubernamentales para lavar dinero de la droga, aseguró el jueves su exlíder, Leonel Rivera, en un juicio en Nueva York.
En un impactante testimonio en la corte federal de Manhattan, Rivera contó que Los Cachiros entregaron a Hilda Hernández, hermana del presidente Juan Orlando Hernández, 250.000 dólares en efectivo en 2012, cuando éste era congresista y candidato a la Presidencia, a cambio de «protección» para que «no nos fueran a capturar en Honduras» ni la policía militar ni la preventiva.
La coima buscaba asimismo «que no fuéramos a ser extraditados yo y mi hermano (Javier) a Estados Unidos», y que el gobierno diera al cartel «contratos para lavar dinero del narcotráfico», dijo Rivera.
Fiscales del distrito sur de Nueva York consideran al actual presidente de Honduras como un «co-conspirador» del presunto narcotraficante Geovanny Fuentes en el tráfico de toneladas de cocaína a Estados Unidos.
Hernández niega tajantemente las acusaciones y no ha sido inculpado.
«Cómo creer testimonios falsos que yo hacía tratos con los narcos, cuando es hecho comprobado que Los Cachiros buscaron un trato con USA por lo imposible de los criminales de hacer un trato conmigo», tuiteó el presidente el miércoles.
Sobornos en efectivo
Rivera también dijo que en 2014, cuando Hernández ya era presidente, entregó 50.000 dólares en efectivo en un restaurante de Tegucigalpa a su hermano Juan Antonio «Tony» Hernández porque éste «prometió contratos para Inrimar», una empresa fachada de Los Cachiros para lavar dinero.
Tony Hernández fue hallado culpable de narcotráfico en Nueva York en 2019 y su sentencia está prevista para el 23 de marzo.
No es la primera vez que el presidente de Honduras es implicado en el tráfico de drogas: durante el juicio de su hermano Tony, el exalcalde hondureño Alexander Ardón contó que asistió en 2013 a una reunión donde el exjefe del cartel de Sinaloa Joaquín «Chapo» Guzmán entregó a Tony un millón de dólares para la campaña a la presidencia de Juan Orlando Hernández.
Rivera, un testigo cooperante en el juicio de Fuentes que se inició el lunes en Nueva York, relató asimismo que pagó medio millón de dólares al vicepresidente Ricardo Alvarez en 2012, cuando éste era candidato a la presidencia de Honduras, a cambio de «darnos protección».
Alvarez «prometió anular la ley de extradición» a Estados Unidos y nuevos contratos gubernamentales para las empresas fachada de Los Cachiros, dijo Rivera, un legendario jefe de la droga que confiesa 78 asesinatos y trabajó para la agencia antidrogas estadounidense DEA en Honduras dos años, hasta que se entregó a las autoridades estadounidenses en 2015.
El vicepresidente negó «cualquier vínculo o recepción de dinero de procedencia ilícita» en su cuenta de Twitter. «No tengo nada que ocultar», afirmó.
Los Cachiros sobornaron asimismo en 2006 con medio millón de dólares del narcotráfico al expresidente Manuel Zelaya (2006-2009), a cambio de «poner como ministro de Seguridad a un primo mío», dijo Rivera al jurado. Pero finalmente eso no sucedió, aclaró en su segundo día de testimonio este hombre calvo y de bigote fino, vestido con un traje de presidiario amarillo y con los tobillos encadenados.
Zelaya también rechazó las acusaciones. «Prueba irrefutable que nunca recibí un soborno es que jamás nombré un ministro, ni del crimen organizado, ni por presiones de la embajada americana», escribió en Twitter.
El líder de Los Cachiros reveló asimismo que el gobierno de Porfirio «Pepe» Lobo (2010-2014) «nos dio varios contratos de carreteras (…) así se lavaba el dinero del narcotráfico».
Durante el juicio de Tony Hernández, la fiscalía estadounidense dijo que Lobo y el actual presidente recibieron millones del narcotráfico en sobornos y financiación electoral.
El hijo de «Pepe» Lobo, Fabio, fue condenado a 24 años de cárcel por narcotráfico en 2017 en Nueva York.
«Lo disfrutaba»
Rivera contó que su hermano y él se entregaron a Estados Unidos cuando Washington comenzó a investigarles y sintieron que su vida corría peligro en Honduras.
El «Cachiro», como se le conoce, enfrenta una pena de cadena perpetua más 30 años de cárcel, pero espera obtener una reducción de su sentencia a cambio de su testimonio en este juicio y otros pasados, como los de Tony Hernández y Fabio Lobo.
En su contrainterrogatorio, el abogado de la defensa Abraham Moskowitz intentó mostrarlo como un asesino despiadado que solo recuerda con lujosos detalles lo que le conviene y que ha mentido a los fiscales.
Respondiendo a las preguntas de Moskowitz, Rivera dijo que mataba, torturaba, miraba cuando otros torturaban y «lo disfrutaba». «¿Se sentía poderoso (mirando las torturas)?», preguntó Moskowitz. «Sí señor», respondió el Cachiro.