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La caravana de migrantes hondureños sigue encontrando obstáculos en su travesía hacia Estados Unidos.

En la frontera El Corinto, en Izabal, las autoridades guatemaltecas exigieron la prueba de PCR o de antígeno para ingresar al país, pues es un requisito por la pandemia de la Covid-19.

El Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) informó que este jueves, hasta las 11:00 horas, unas 2 mil personas ingresaron al territorio nacional tras romper una barrera policial.


Ayuda humanitaria a caravana
La Casa del Migrante de los misioneros de San Carlos Scalabrinianos se ha caracterizado por ser una entidad que ofrece ayuda humanitaria a migrantes y refugiados.

En sus centros se han alojado los miles de hondureños que desde 2018 se han movilizado en caravanas en busca del sueño americano.

No obstante, este año el apoyo humanitario cambiará por la pandemia del nuevo coronavirus, ya que no cuentan con espacio físico adecuado para atender a los centroamericanos, según su director, el padre Mauro Verzeletti.
«En esta ocasión no daremos hospedaje para no generar aglomeración y poner en riesgo a los migrantes. No contamos con espacio adecuado para garantizar la salud y bienestar a las personas. Se proporcionarán kits de higiene y de alimentación, así como otros insumos impermeables para que se protejan de la lluvia».
A Verzeletti dijo preocuparle que, por el contexto geopolítico, las personas hondureñas puedan ser tachadas como «criminales y delincuentes, o de que llevan peste hacia Estados Unidos».

Caravana en medio de la pandemia
Una caravana con más de 3 mil hondureños salió la noche del miércoles rumbo a EE.UU.

Todos huyen del desempleo y en busca de mejores condiciones de vida, pero desafiando la pandemia por coronavirus.

Los migrantes se congregaron en la terminal de buses de San Pedro Sula. Las primeras personas avanzaron a pie, a la orilla de la carretera, hacia la frontera con Guatemala.