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Luego de haber confesado la idea de tener Mundiales cada dos años, desde FIFA reconocieron que también analizan esa misma posibilidad con los torneos continentales, aunque en años alternos. Así, buscan que al final de cada temporada haya una gran competición de selecciones.

«El objetivo es seguir mejorando la calidad del fútbol, mejorando la frecuencia de las competiciones en paralelo a la mejora de las reglas del juego», sostuvo el Director de Desarrollo del fútbol mundial en la FIFA, Arsene Wenger, en una entrevista con L’Equipe.

El exentrenador francés, que ahora trabaja junto a la entidad mundial en la reorganización de las competiciones de selecciones, niega que estas iniciativas estén fundamentadas en objetivos económicos y que puedan derivar en un ritmo imposible de sostener para los jugadores.

La postura de Arsene Wenger

Esa concentración de los encuentros internacionales significaría, por ejemplo, menos viajes de un continente a otro para muchos jugadores, que no se cansarían tanto por los cambios que eso supone para ellos, argumenta.

Habría menos encuentros de calificación, que a su parecer suscitan menos interés que hace 15 o 20 años para el público, que lo que quiere son competiciones más atractivas «fáciles de entender».

Wenger insiste en que lo que hay que hacer no es multiplicar las competiciones sino «concentrarse en las grandes, que tienen sentido» porque «la sociedad pide cada vez más partidos importantes con gran emoción y más frecuentes», no que las calificaciones se prolonguen durante un año y medio.

Además, se fijaría un periodo de descanso obligatorio para los jugadores de 25 días como mínimo después de las fases finales.

En la práctica, se agruparían los partidos de calificación para los campeonatos internacionales en dos periodos, en octubre y marzo, y cada año al final de la temporada se celebraría la fase final del Mundial o del campeonato continental, de forma alternativa.