Carlos Villagrán comentó que esta fue la última escena que grabó Ramón Valdés, ya que semanas después falleció debido al cáncer de estómago.
«Para este trabajo su salud ya estaba muy deteriorada, en su vos se podía percibir el cansancio al hablar y lucía muy delgado», comentó Villagrán.
Esta escena fue parte de la serie que protagonizó Valdés junto a Villagrán titulada “¡Ah, qué Kiko!”. Lo que llamó la atención es el hecho de que se filmó en un cementerio semanas antes de la muerte del famoso.
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Ramón Valdés dejó de trabajar con Roberto Gómez Bolaños en 1979, cuando Bolaños formalizó su relación con Florinda Meza. Posteriormente regresó en 1981, en un capítulo en el que María Antonieta de las Nieves en su personaje de “La Chilindrina” lo recibió de forma muy emotiva.
Sin embargo, el reencuentro duró poco. Dos versiones se han dado de su retiro: una es que fue en solidaridad con Carlos Villagrán quien también dejó el programa y otra de su nieto, Miguel Valdés, quien asegura que su abuelo abandonó el programa para evitar los conflictos entre Florinda Meza y María Antonieta de las Nieves.
En 1987, Carlos Villagrán y Ramón Valdés retomaron sus personajes de la vecindad y participaron en «¡Ah, qué Kiko!» en el que Don Ramón ahora el administrador de una tienda de abarrotes y Kiko era su ayudante.
En el capítulo, Kiko, su amigo y Don Ramón se retaron para ver quien es el más valiente y visita un panteón en la noche, conforme pasa la secuencia se puede ver cómo Don Ramón acude al lugar en búsqueda de Kiko, entra y se pierde entre la bruma.
De acuerdo con Villagrán esta fue la última escena que grabó «Don Ramón», ya que semanas después falleció y podría tomarse como una despedida.
https://youtu.be/jGVKMGBwUYQ
Su adicción al tabaco
Valdés solía fumar durante las filmaciones, en consecuencia fue diagnosticado con cáncer de estómago a principio de la década de los 80. En 1985 fue sometido a una cirugía de estómago para reducirlo a la tercera parte, aunque el esfuerzo no fue suficiente.
Pero esto no lo alejó de trabajar pese a que ya había sido desahuciado y solamente recibía cuidados paliativos para los próximos tres años de su vida.
Su condición empeoró en cuestión de semanas y comenzó una etapa de agonía, ya que estuvo sedado durante 15 días para controlar el dolor y fue el 9 de agosto de 1988 cuando falleció a los 64 años.
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