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Decenas de artistas acudieron desde horas de la madrugada del martes, 2 de noviembre, al Teatro al Aire Libre «Otto René Castillo», en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, para hacer cola y con ello iniciar su trámite de papelería para optar a un bono anual de Q3 mil.

Este aporte único es brindado por el Ministerio de Cultura y Deportes a los artistas afectados desde el inicio de la pandemia, pues no se han podido desempeñar en sus distintas disciplinas debido a las restricciones.

Piden ayuda

Héctor Quiñónez, un artista plástico que acudió al lugar, indicó que estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP), se graduó de la Universidad Popular y ha participado en distintos certámenes artísticos de acuarela y óleo.

«Yo como pintor ya me cuesta vender mis cuadros, hemos estado pasando penas, todos los artistas de varias ramas» indicó.

Cantantes

Por su parte, Lorena Pérez, quien desde hace 10 años se dedica a cantar en misas, constantemente contrata violinistas y pianistas pero las restricciones decretadas por el gobierno para enfrentar la pandemia, le han afectado no sólo por el tema económico sino también por la prohibición de reuniones sociales y religiosas.
«Nunca ha habido un apoyo real al artista nacional, los retos son muy altos y tener una carrera es porque la has trabajado por muchísimos años» señaló.

Mientras que Norma y Carlo, dos artistas urbanos que se dedican a cantar en los buses, se ganan la vida interpretando distintas canciones en lugares donde hay bastante afluencia de personas.

Ambos relatan los retos que como «músicos de camioneta» como ellos mismos se hacen llamar, han vivido en las calles a partir que el gobierno decretara medidas para frenar las muertes por contagio de Covid-19 en el país.

“Cuando llegué a mi casa estaban con la noticia de que el presidente había dicho que no habrían buses, entonces prácticamente de la noche a la mañana no teníamos trabajo», señaló Carlo Ramírez, quien aprendió a tocar guitarra y armónica desde los 12 años.
A partir de ese día ambos tomaron la decisión de caminar por las calles y explorar la vida cotidiana de la ciudad.

Para Norma Pineda no ha sido fácil, ya que en plena pandemia comenzó a tener problemas de desprendimiento de retina en un ojo y necesita ahorrar Q4 mil para su segunda operación incluyendo gastos preoperatorios y espera utilizar el bono para la cirugía.

Antes de conocer Carlo en el 2,014, Norma había tenido trabajos de recepcionista y encuestadora, recuerda lo difícil pero divertido que fue aprender a tocar música y cómo esta cambió su vida. “Él (Carlo) me enseñó a tocar la melódica, me tomó un mes aprender mi primera canción, la música es la mejor terapia” indicó.

Ambos artistas coinciden en sentirse afortunados de acceder al bono, sin embargo, son conscientes y lamentan que no todos los músicos urbanos puedan obtenerlo, ya que muchos carecen de documentos al momento de presentar la papelería. “como artistas necesitamos más apoyo sin tanto trámite legal” señaló Norma.

Por su parte, Carlo comenta que conoce a muchos compañeros que han vendido sus instrumentos para poder comer “un amigo dejó la caja de la guitarra, conseguí un mástil y clavijas, estuve a punto de venderla pero cuando la escuché sonar ya no la quise vender»

Cada día que salen a la calle buscan obtener entre los dos alrededor de Q100 y Q150 y así poder comprar alimentos para poder sobrevivir.